FUNDAMENTOS DEL PROYECTO EDUCATIVO

A.- VISIÓN ANTROPOLÓGICA

Hoy día las situaciones sociales y culturales  han cambiado: los avances científicos y tecnológicos,  han generado un gran  crecimiento en diferentes áreas del quehacer humano. Lo que era inimaginable hasta hace unas décadas atrás, hoy se ha trasformado en algo común y rutinario; más aún, el individuo se ve enfrentado a la información inmediata, lo cual produce una incertidumbre  lo que pone en  jaque los conocimientos asumidos como una verdad absoluta.

              Consecuentemente, las demandas sociales a la escuela han sufrido un radical cambio, lo que se traduce en la formación de un individuo distinto. Ya es anacrónico pensar en un alumno como un ente pasivo, puesto que éste dispone de elementos que le hacen adquirir un conocimiento que, las más de las veces, lo encontrará no en las aulas sino que fuera de éstas, tales como los medios de comunicación, Internet, las redes sociales,  entre otras. Por tanto, se habrá de pensar en la formación  activa de nuestros alumnos, la formación de un agente reflexivo, al cual se  le enseñe más bien cómo buscar este conocimiento que cambia de manera vertiginosa, en vez de un conocimiento ya elaborado,  considerando el  desarrollo de aptitudes, destrezas y habilidades, además de unos valores que lo harán enfrentar el conocimiento desde una perspectiva interdisciplinar, y en servicio de la sociedad, entendida ésta dinámicamente.

                A este nuevo proyecto de sociedad subyace un proyecto pedagógico, el que debe responder a un modelo que proporcione las máximas posibilidades de desarrollo personal, tanto para profesores como para los alumnos. La enseñanza y el aprendizaje deben presentar rasgos creadores, en donde los aprendizajes necesarios, deberán hacerse obligatorios. Sin embargo, no hay que olvidar que éstos deben ser conceptualizados en proyectos más globales y significativos, tanto desde un punto de vista personal como social.

La educación en nuestros días  requiere una orientación, que de sentido a la labor pedagógica y al rol que cada componente de la comunidad educativa debe cumplir, clarificando una visión de la persona que se pretende formar y definir la naturaleza última del ser humano.

Sobre la base de una visión humanista y  cristiana del Hombre, podemos definir que para el Colegio Inglés Católico, la persona es: “Un ser dotado de singularidad, libertad, con vocación de amar y abierto a la trascendencia.”

La vocación de amar como una característica fundamental de la persona humana, la que se expresa  a través de la entrega desinteresada y el servicio a los demás.

La veracidad emerge como un sello distintivo del hombre cristiano, orientado hacia la trascendencia, entendiéndose ésta como “ser verdadero y enfrentar la vida con honestidad y consecuencia”. Para el hombre, vivir es antes que nada conocer. El camino hacia la verdad se identifica con el camino hacia la vida.

Por otra parte, se debe apreciar la fortaleza como una virtud fundamental que debe ser formada en el Hombre desde una perspectiva cristiana, estrechamente ligada también con su deseo de trascendencia. Se entiende la fortaleza como la grandeza de alma que se expresa en el coraje, perseverancia, constancia, paciencia y capacidad para emprender obras de relevancia y costosas.

Sin duda, la justicia, no puede estar ausente de esta enunciación de principios, entendiendo que se trata de la virtud que permite ser recto y honesto ante las exigencias éticas, comprometida en la igualdad en dignidad y derechos de todas las personas.

Finalmente, aparece la prudencia como una característica necesaria en la formación de las personas, preparándolas para ser moderadas  en  la toma de decisiones, aprendiendo de la vida misma, aceptando la orientación y los aportes de otras personas y evaluando en profundidad las consecuencias de sus actos y omisiones.

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